sábado, 27 de noviembre de 2010

Leer.es fomenta la lectura digital en niños

Leer correctamente no significa pronunciar las palabras sino comprender aquello que se lee. Convertir la información en conocimiento.
El centro virtual Leer.es es una iniciativa del Ministerio de Educación de España que pretende contribuir al fomento de la lectura en niños y jóvenes. Ofrece respuestas a muchas de las preguntas que se hacen los padres sobre qué tienen que aprender sus hijos para ser lectores competentes, incluso en la web.

Ya leemos música, literatura, historia y cada vez lo hacemos más a través de la red.

De esta forma, en el portal encontraremos una amplia variedad de recursos que fomentan la lectura tradicional y la lectura digital, para cualquier nivel académico.

Leer.es pretende transmitir el entusiasmo por la lectura y animar a su práctica, así como aportar materiales y consejos a estudiantes de grado infantil, primaria, secundaria, al profesorado y a las familias.

Reúne todo tipo de recursos y actividades que estimulan la lectura, con juegos de palabras, juegos de textos y materiales para familiarizarse con la lectura digital, por medio de nuevos géneros de textos.

El portal ofrece un espacio para poner a prueba su creatividad, enviar videos, comentar fotos, ilustrar textos. Incluye un amplio banco de recursos para docentes y material didáctico que llevará a la rápida comprensión de la lectura, imprescindible para lograr el éxito académico.

A los padres se le ofrece ideas claves para ayudar a sus hijos a dar los primeros pasos en la lectura y cómo convertirlos en buenos lectores. Todos los recursos de la pagina son de libre descarga para utilizarlos tanto en el aula como en la casa.


Leer con constancia acelera el crecimiento intelectual, la creatividad y la imaginación de los niños, el mejor regalo que se les puede dar para el presente y para el futuro. Lea con ellos.

Sitio web: www.leer.es

Tomado de: http://www.cmi.com.co/

Los libros son mis ojos mágicos / Manorama Jafa


Lectura proveniente de la India que nos recuerda la importancia de amar la lectura.



sábado, 6 de noviembre de 2010

viernes, 5 de noviembre de 2010

El principito


www.Tu.tv

El Principito

     El Principito fue escrito por al aviador francés Antoine de Saint-Exupéry mientras se hospedaba en un hotel de Nueva York en un viaje, y publicada en 1943.
     Se trata de una novela con apariencia de libro infantil, pero en el que se tratan temas muy profundos, como la amistad, el amor, el sentido de la vida o el miedo a envejecer.
     En la novela Saint-Exupéry él se imagina en medio del desierto del Sahara, donde conoce a un pequeño príncipe venido de un pequeño planeta que ya ha pasado por multitd de aventuras.
     El libro transcurre a lo largo de los viajes del Principito, de la gente que conoce en los planetas donde se posa su nave antes de parar en el desierto y en él.
      El Principito vive en el asteroide en el que hay volcanes y una rosa que pasa los días cuidando. Además, diariamente tiene que quitar los baobab, que intentan quitar las raíces allí… si permite que crezcan las raíces partirán el planeta en pedazos.
     Un día, El Principito decide abandonar el planeta para conocer el resto del universo, así que visita otros planetas, en cada uno de los cuales encuentra un personaje, y cada personaje, es en realidad uno de los temas que trata en el libro.

    jueves, 4 de noviembre de 2010

    Don Quijote de la Mancha

    En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda. El resto della concluían sayo de velarte, calzas de velludo para las fiestas, con sus pantuflos de lo mesmo, y los días de entresemana se honraba con su vellorí de lo más fino.
    Tenía en su casa una ama que pasaba de los cuarenta, y una sobrina que no llegaba a los veinte, y un mozo de campo y plaza, que así ensillaba el rocín como tomaba la podadera. Frisaba la edad de nuestro hidalgo con los cincuenta años; era de complexión recia, seco de carnes, enjuto de rostro, gran madrugador y amigo de la caza. Quieren decir que tenía el sobrenombre de Quijada, o Quesada, que en esto hay alguna diferencia en los autores que deste caso escriben; aunque, por conjeturas verosímiles, se deja entender que se llamaba Quejana. Pero esto importa poco a nuestro cuento; basta que en la narración dél no se salga un punto de la verdad.

    Es, pues, de saber que este sobredicho hidalgo, los ratos que estaba ocioso, que eran los más del año, se daba a leer libros de caballerías, con tanta afición y gusto, que olvidó casi de todo punto el ejercicio de la caza, y aun la administración de su hacienda. Y llegó a tanto su curiosidad y desatino en esto, que vendió muchas hanegas de tierra de sembradura para comprar libros de caballerías en que leer, y así, llevó a su casa todos cuantos pudo haber dellos; y de todos, ningunos le parecían tan bien como los que compuso el famoso Feliciano de Silva, porque la claridad de su prosa y aquellas entricadas razones suyas le parecían de perlas, y más cuando llegaba a leer aquellos requiebros y cartas de desafíos, donde en muchas partes hallaba escrito: La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura. Y también cuando leía: …los altos cielos que de vuestra divinidad divinamente con las estrellas os fortifican, y os hacen merecedora del merecimiento que merece la vuestra grandeza.
    Con estas razones perdía el pobre caballero el juicio, y desvelábase por entenderlas y desentrañarles el sentido, que no se lo sacara ni las entendiera el mesmo Aristóteles, si resucitara para sólo ello. No estaba muy bien con las heridas que don Belianís daba y recebía, porque se imaginaba que, por grandes maestros que le hubiesen curado, no dejaría de tener el rostro y todo el cuerpo lleno de cicatrices y señales. Pero, con todo, alababa en su autor aquel acabar su libro con la promesa de aquella inacabable aventura, y muchas veces le vino deseo de tomar la pluma y dalle fin al pie de la letra, como allí se promete; y sin duda alguna lo hiciera, y aun saliera con ello, si otros mayores y continuos pensamientos no se lo estorbaran. Tuvo muchas veces competencia con el cura de su lugar -que era hombre docto, graduado en Sigüenza-, sobre cuál había sido mejor caballero: Palmerín de Ingalaterra o Amadís de Gaula; mas maese Nicolás, barbero del mesmo pueblo, decía que ninguno llegaba al Caballero del Febo, y que si alguno se le podía comparar, era don Galaor, hermano de Amadís de Gaula, porque tenía muy acomodada condición para todo; que no era caballero melindroso, ni tan llorón como su hermano, y que en lo de la valentía no le iba en zaga.
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    DON QUIJOTE DE LA MANCHA (1979)